Exposición Cartografías Silenciadas Espacios de represión franquista de Ana Teresa Ortega en el Museo de la Universidad de Alicante MUA

Cartografías Silenciadas documenta gráficamente los espacios más emblemáticos de la represión franquista durante la guerra civil y la posguerra: campos de concentración, colonias penitenciarias militarizadas y espacios donde hubo fusilamientos masivos. Cronológicamente abarca desde 1936-1962, fechas que coinciden con la apertura y cierre de estos espacios. En la actualidad estos lugares tienen otros usos y casi no quedan vestigios de lo que fueron, muchos de ellos han desaparecido y en pocos hay una placa que les haga memoria. El proyecto artístico de Ana Teresa Ortega se completa, a modo contextualización, con documentos de archivos relativos al funcionamiento de los campos: su reglamento, normativas, planos, mapas, fotografías de los prisioneros de guerra, etc.

 

Los campos de concentración fueron el primer eslabón de la cadena represiva del franquismo y tuvieron lugar durante y después de la contienda. El avance del Ejército Nacional fue generando un gran número de prisioneros de guerra republicanos. Abarrotadas las cárceles, habilitaron para ellos todo tipo de centros de detención, escuelas, conventos, iglesias, plazas de toros, barracones en espacios abiertos y otras edificaciones. Estos espacios de concentración tuvieron como finalidad la clasificación militar y político-social de los prisioneros, la depuración, la tortura y la explotación como esclavos para la reconstrucción del país.

 

El objetivo de toda esta maquinaria era aniquilar la cultura política y minar la moral de la España republicana, así como reeducar a los prisioneros mediante el ejercicio de la violencia física y psicológica. La existencia de esta férrea represión fue la tónica general que marcó la vida en las prisiones y en los centros de reclusión.

 

La verdadera dimensión de estos hechos todavía no es demasiado conocida en nuestro país. Sin embargo, a pesar de la mucha documentación expurgada y de los fondos documentales que todavía permanecen cerrados a la investigación, la tenacidad de algunos historiadores a la que se suma el proyecto Cartografías Silenciadas ha permitido empezar a conocer la enorme envergadura de estos crímenes y los mecanismos de un sistema represivo envuelto por una enorme burocracia.

 

ARCHIVOS DE LA MEMORIA
Desde que en los primeros años de la década de los 70 la fotografía iniciara su aproximación, en determinados países europeos y en Estados Unidos, al campo del arte contemporáneo -primero como acompañante y luego como documento indispensable- ha ido cobrando una autonomía propia. Actualmente constituye uno de los soportes prioritarios utilizados por artistas de diversas procedencias y desde diferentes planteamientos.

 

En nuestro país esta renovación del lenguaje fotográfico fue pobre, lenta y con un carácter discontinuo. Las condiciones sociopolíticas del Estado Español no propiciaron de manera alguna este cambio, que se consolidó únicamente por el esfuerzo y voluntad de los implicados: un grupo de fotógrafos jóvenes, como Joan Fontcuberta, Pere Hormiguera, Grupo El Yeti, Jorge Rueda, etc. que estuvieron en la órbita de la revista Nueva Lente; artistas conceptuales catalanes como Eugenia Balcells, Muntadas, Francesc Torres, o Miralda, y por último autores que consolidaron a nivel nacional la alternativa conceptual mas seria y rigurosa como Isidoro Valcárcel Medina, Esther Ferrer o Juan Hidalgo.

 

En Valencia este cambio llegó años más tarde y una de las artistas que participó de forma activa desde principios de los años 80 fue Ana Teresa Ortega. Entre sus primeros trabajos, alejados de la fotografía sobre soportes tradicionales, se puede destacar -además de la utilización de propuestas híbridas con la escultura- un discurso alejado de las prácticas documentales habituales en esos momentos y de la fotografía excesivamente preocupada por los resultados técnicos. Sus foto-esculturas participaban de un cierto neopictorialismo, ya que sus imágenes reclamaban un distanciamiento continuo de la exactitud documental imperante así como de la reproducibilidad serial; eran piezas únicas, con lo que conseguía una cierta rehabilitación del aura. Por otro lado estas obras participaban de otra de las corrientes conceptuales que se aprecian en los años 70, como son las prácticas apropiacionistas. Ortega reutilizaba imágenes provenientes de la publicidad, de la TV, imágenes documentales, etc. y producía nuevos montajes que rememoraban ciertas prácticas de las vanguardias pero con planteamientos postmodernos, con un objetivo claro de cuestionar la acción de los mas media en la sociedad contemporánea.

 

Pero hay otra vertiente en la obra, desde sus inicios, que se desplaza hacia un análisis de la memoria social, con trabajos como Pensadores (2002) o Que el lugar de nacimiento no determine tu educación (2005). En ambos, además de ganar ligereza en la presentación, por la utilización de materiales transparentes o montajes mucho más sencillos, apuesta por un claro planteamiento de análisis de los vestigios de la memoria en determinadas disciplinas, como son la literatura y la educación.

 

El proyecto Cartografías silenciadas (2007) representa, en el conjunto de la obra de Ana Teresa Ortega, un giro importante hacia un mayor grado de compromiso en su obra. Este trabajo está basado en una exhaustiva investigación en los archivos del ejército, el Archivo del Reino de Valencia, el del Tribunal de Cuentas y los archivos de otros organismos que custodian documentación de diversa índole sobre la Guerra Civil. Ortega identificó la localización exacta de los edificios y espacios que fueron utilizados como campos de concentración o espacios de represión durante y después de la sublevación franquista. Un elemento importante del proyecto son los documentos, planos e información complementaria que acota la información generada por las imágenes. Un proyecto, en definitiva, que no puede obviar la vertiente documental de la imagen fotográfica además de constituirse en una fuente generadora de pensamiento y reflexión.

 

Junto a su innegable significación política, dos ideas principales destacan en el proyecto Cartografías Silenciadas: la idea de tiempo (y algunos elementos asociados a él, como la memoria y el archivo) y la de ausencia. Las fotografías de Ana Teresa Ortega no pretenden ser representaciones de la realidad actual, sino que nos hablan de otro momento histórico pasado que se hace presente: a través de la memoria de una actividad oculta, de la que conocemos pocos testimonios y de la que solo nos queda la huella y el silencio.
Pep Benlloch

 

Sala Sempere del Museo de la Universidad de Alicante MUA
Campus de la Universitad de Alicante 03690, Sant Vicente del Raspeig, Alicante
Telf. 965 909387 Fax 965 903464 mua@ua.es www.mua.ua.es

 

La muestra se pudo visitar del 21 de enero, al 28 de febrero 2016.

Horario de lunes a viernes: 9 h. a 20 h., sábados: 10 h. a 14 h.

Para concertar visitas guiadas: Telf. 965 909 517

 

Produce: Fundación General de la Universidad de Valencia
Colabora: Auditorio de Galicia (Santiago de Compostela), Palacio de la Virreina (Barcelona) y Museo de la Paz de Gernica (Bizkaia-Euskadi)
Actividad realizada con la ayuda del Ministerio de Cultura
Proyecto: Ana Teresa Ortega
Comisario: Pep Benlloch
Coordinación general: Norberto Piqueras