Una poesía en árabe perteneciente a la poetisa cordobesa Wallada Bint Al-Mustakfi, da paso a otra de Safo, enlaza con un texto de María Mercé Marçal en catalán, hasta acabar con una frase en japonés de Akiko Yosano. Citas de 19 escritoras, pintoras, investigadoras o artistas, mujeres que han dejado su sello personal a lo largo de la historia, recorren la escultura Geografía de la Memoria instalada en la Plaza del Palau, frente al Palacio de Altamira, en Elche. Su autor, el ilicitano Eutiquio Estirado, ha visto por fin culminado un proyecto que se inició hace casi tres años por encargo de Pimesa.
Una bola de 1,80 metros de diámetro, fundida en bronce, que asemeja a la del mundo, con palabras narradas en la totalidad de su superficie. Una cortina de agua les da vida, las acaricia, las limpia, las protege. Una mujer que emerge de la circunferencia. A tamaño natural. Que lucha por su protagonismo. Que defiende su posición. Que se aferra a sus éxitos. Un homenaje a las mujeres y a su creatividad. La obra representa una gran bola del mundo sobre la que se sienta la figura de una mujer. De la parte superior del globo brota agua de manera constante recorriendo las palabras «y dándoles vida» según explicó Eutiquio. «Es algo orgánico lo que produce el agua sobre las palabras. Apenas se percibirá como mana pero irá cayendo constantemente».
El agua recorrerá citas, palabras y frases de mujeres que han dejado huella en la historia de la humanidad. Expresiones de 19 escritoras, pintoras, investigadoras ó artistas recorren los renglones de esta escultura circular. Una poesía en árabe de la poetisa cordobesa Wallada Bint Al-Mustakfi, junto con otra de Safo, enlaza con palabras en catalán de María Mercé Marçal, el misticismo de Teresa de Jesús, la imaginación de Virginia Wolf, Simone de Beauvoir, ó de Concepción Arenal, la pasión de Ninon de Lenclos, el evolucionismo de Lynn Margulis, el frentismo de la sindicalista, escritora y cristiana rechazada por los teóricos de la Iglesia, de Simona Weill, el sarcasmo literario de Dorothy Parker, la poetisa Alaíde Foppa, la de Rose Auslander, la pintora Frida Kahlo, la escritora Natalia Ginzburg, la poetisa y dramaturga Alfonsina Storni, la poesía surrealista de Alejandra Pizarnik, la novelista y ensayista Mercedes Cabello, finalizando con una frase en japonés de Akiko Yosano, feminista, pacifista y reformista social.
Como destacó Eutiquio, «la obra refleja una mujer que se está construyendo sobre las ideas y los conceptos de otras mujeres anteriores, que pelearon y crearon desde su condición. La figura no está terminada. Es como una mujer que se encuentra en un estudio, en el taller de un artista en el que se está haciendo y reproduciendo sobre las ideas, los conceptos de mujeres que ya han fallecido pero que han dejado su obra».
Para la elección de las frases, el artista contó con la colaboración de su entorno femenino. «Compañeras, amigas, hija, esposa y demás, son las que me han dado la autora que más les ha motivado, y lo que he hecho es dar reflejo a esas ideas. Estamos hablando de mujeres contemporáneas. Por eso, no he querido hacer una mujer terminada que reflejase excesivamente una figuración exquisita, todo lo contrario. Los brazos, las piernas, están por construir. Es una mujer moderna que está por construir y peleando por su condición».
La idea de la fuente surgió con el desarrollo de la obra. «Consideraba que debía hacer algo más que una simple escultura. El agua jugaba metafóricamente con la vida de las palabras de estas mujeres, que están presentes por la trascendencia que han tenido. Es un homenaje a todas esas mujeres creadoras que por su condición de mujer, tuvieron que enfrentarse a muchos problemas».
Eutiquio se mostraba satisfecho de su obra, mientras supervisaba la instalación ayudado por otros compañeros artistas como José Vicente Leguey, Francisco Cascales o Alberto Agulló. «Han seguido la evolución de la obra desde el principio. Me gusta trabajar con la gente, recoger ideas de otros compañeros. Es bueno, interesante, no encerrarte en tu mundo y pensar que lo que estás haciendo es lo que tienes que hacer». Asegura haber tenido libertad absoluta para elaborar la escultura y que «estamos hablando de una escultura pública, no de exposición que tiene otros términos, y se trata de que la gente la pueda tocar, la pueda percibir. No es una escultura mimética, que está encima de una peana y un poco ajena salvo para la vista. En este caso lo que he tratado es que la gente se pueda acercar a ella, que pueda tocar y leer, descubrir constantemente cosas porque hay muchísimos matices en la obra».
La Plaza del Palau acoge la escultura del artista ilicitano Eutiquio Estirado, cuyo emplazamiento estaba previsto en un principio en la Replaceta de la Fregassa. El hecho de que se descubrieran restos arqueológicos en el subsuelo de esta plaza llevó a los consejeros de Pimesa a acordar el cambio de ubicación el pasado mes de julio de 2007, comenzando los trabajos de instalación y montaje de la pieza en la nueva ubicación el pasado 13 de febrero de 2008. El concejal de urbanismo y vicepresidente de Pimesa, Alejandro Pérez, afirmó que la escultura, financiada por la empresa municipal Pimesa ha costado más de 89.000 euros.
Lugar: Plaza del Palau de Elche.
Inauguración, miércoles 20 de febrero 2008, a las 19 h.
El acto de inauguración contó con la actuación de cuatro bailarinas del grupo de danza La Otra Cara, de la compañía de Asun Noales.